Europa sigue conmocionada por el violento terremoto que sacudió Turquía y Siria y dejó un registro de al menos 5.400 muertos y unos 20.000 heridos. En las últimas horas, rescatistas de todo el continente viajan a las zonas afectadas para colaborar con las tareas de salvataje. Incluso Rusia aportó voluntarios.
El sismo, de 7,8 en la escala de Richter, ocurrió en la madrugada del lunes y duró poco más de 30 segundos. El epicentro fue la región de Kahramanmaras, a unos 600 kilómetros al sudeste de Ankara, a una profundidad de siete kilómetros, precisó la Presidencia de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), de Turquía.
Equipos de búsqueda y rescate de todo el mundo arribaban a Turquía y Siria el martes, mientras los rescatistas, en temperaturas bajo cero, removían incluso con las manos los restos de edificios aplanados por el terremoto.
Pero dada la amplitud de la zona afectada, el enorme operativo de rescate frecuentemente no podía llegar a poblaciones arrasadas, y voces que clamaban desde abajo de los escombros callaban gradualmente.